Como bien decía nuestro querido José Mujica –presidente de Uruguay- debemos viajar “liviano de equipaje”, que de lo contrario acabaremos dedicándole demasiado tiempo a las pertenencias materiales y sólo ganaremos en quebraderos de cabeza. Esta filosofía de vida bien podría convertirse en el primer mandamiento del mochilero cuando se dispone a preparar su viaje. ¿Cómo lo hago para sobrevivir casi un mes con una mochila? ¿Cuánto peso debo llevar para no acabar cambiando la mochila por el bastón al final del viaje? Aquí os contamos unos consejitos que hemos aprendido de nuestra última aventura mochilera por los Balcanes.
¿Qué tipo de viaje mochilero vas a hacer?
Viajes de mochileros hay muchos, tantos como recetas para preparar un buen gazpacho. Hacer la mochila para irnos al Camino de Santiago de peregrino difiere mucho de un tour mochilero por capitales de Europa. Debemos ajustar nuestro equipaje en función de las actividades que vamos a realizar durante el viaje, siendo lo más selectivos posible. Porque ser mochilero suena muy bohemio y molón…hasta el momento que tienes que echarte la mochila al hombro. Cuando llevas caminando un par de horas con 16 kilos a la espalda te acuerdas de lo poco bohemio que fuiste metiendo diez camisetas diferentes para no repetir modelo a diario. Por ello, nuestro primer consejo es elegir una mochila apropiada que se ajuste a nuestro físico y a la aventura mochilera en la que nos embarcaremos.
Elegir la mochila adecuada
A simple vista una mochila de 60 litros parece una buenísima elección para un viaje largo debido a su gran capacidad. No os dejéis arrastrar al lado oscuro. Cuanto mayor es la mochila, más enredos metemos en ella. Además no podremos camuflarla como equipaje de mano en los vuelos y tendremos que facturarla. Mi recomendación es llevar una mochila de 30 o 35 litros en la que, si organizamos bien el equipaje, nos debería entrar todo e incluso tener algo de espacio para posible regalos. Los mochileros son incondicionales de los ‘detallitos’, así que dispondremos de suficiente espacio para comprar imanes que decoren las neveras de toda la familia. Retomando el tamaño de nuestra mochila, conviene tener presente que una mochila pesada puede convertir el viaje mochilero soñado en un auténtico suplicio. Sobre todo si llevamos una mochila de 60L sin tener un físico que aguante semejante peso. Una vez elegida nuestra mochila –grande o mediana-, tendremos que hacernos a la idea cuanto antes que la pinta de Tortuga Ninja no podremos ocultarla. Pero si elegimos el peso adecuado evitaremos acabar con un bastón como el maestro roedor de las tortugas (Splinter).
Consejos para preparar el equipaje
- Ultraligero: recuerda dejar en casa las cosas superfluas e innecesarias. La ley del mochilero dice “lo que te sirve para una semana, te sirve para un mes”.
- Hobbies: si tienes aficiones personales como la fotografía, pintura, o leer libros desenfrenadamente, piénsatelo antes de meter el equipo y/o accesorios en la mochila. Pregúntate si es verdaderamente necesario cargar con ese peso en tu espalda.
- Clima: el tiempo manda a la hora de elegir tu ropa. Si vamos a un destino frío, un buen abrigo y una camiseta térmica no pueden faltar (recuerda entrar en el avión con el abrigo puesto para ahorrar espacio en la mochila). En cambio, si visitamos destinos cálidos, un par de camisetas de tirantas y sus correspondientes chanclas nos darán mucho juego. Aunque cuando se trata de economizar, tenemos que tirar de inventiva eligiendo prendas que podamos darles un doble uso. Un bañador de hombre igual sirve para un chapuzón que para hacer deporte o irse de senderismo. Para las féminas, los bikinis también pueden servir de ropa interior ya que se pueden lavar y secar rápidamente.
- Compresión: es la clave que marca la diferencia. No importa el tamaño de tu equipaje sino su capacidad de ser moldeado y comprimido. Aquí cada uno tiene su técnica, a cada cual más original. Aprovechar todos los huecos como vemos en este vídeo quizá sea lo más importante.
https://www.youtube.com/watch?v=5Gs9Cer-ALY
- Comparte: si viajamos en grupo, conviene repartir el peso de las cosas de uso común según la capacidad de cada uno. Si vamos a la montaña, uno puede llevar los sacos y otro las esterillas. De la misma manera debemos hacer con los productos de higiene personal y potingues varios. Así nuestros compañeros de travesía no podrán decir que llevan más peso.
- Separa lo frágil y valioso: evita poner líquidos o artículos delicados en el mismo compartimento. Lleva una pequeña mochila adicional para este tipo de cosas, que además servirá para las excursiones diarias donde solo necesitamos llevarnos lo esencial y dejar la mochila en el hostal.
Nuestra última aventura mochilera consistió en una ruta de 20 días por los países Balcánicos. Al tratarse de un viaje relativamente corto y encima en verano, la ropa no supuso un gran quebradero de cabeza. El trípode, objetivos para la cámara, linterna, cuerda de tender y pinzas, reposa cabezas hinchable, mechero Zippo (vacío para no tener problemas a la hora de facturar), un par de candados, mini altavoz, mochila de tirantes para las excursiones diarias, y un kit de medicamentos compuesto por lo mínimo de lo mínimo (ibuprofeno, aspirinas, y tiritas) son algunos enredos que nos llevamos y terminaron sacándonos de más de un apuro.
Muchos utensilios imprescindibles para un viaje mochilero como los artículos de higiene podemos llevarlos de casa o comprarlos en el país de destino, depende de cada uno. Con un abrelatas y un juego de cubiertos pasa lo mismo. Aunque si decidimos no facturar la mochila, es mejor comprarlos durante el viaje para evitar sorpresas en el control de equipaje del aeropuerto. Sea como fuere, volveremos con exceso de equipaje en nuestra mochila tras haber compartido experiencias maravillosas con otros mochileros, cayendo en la cuenta que todo lo necesario para ser feliz puede caber en una mochila…y esto no hay control aduanero que nos lo quite.
¿Cuál ha sido tu último viaje de mochilero? ¿Qué te has llevado en la mochila? Déjanos tus comentarios con recomendaciones y consejos para preparar una aventura con la mochila a la espalda.
