Nunca antes me había atrevido con la fotografía nocturna, pero es que la ocasión lo merecía. El encanto que tiene la ciudad de Oporto, y sobre todo su casco antiguo, se transforma cuando cae la noche. Paseando por la Rua das Flores, me topé con bares y garrafeiras que guardaban cierto aire francés. De camino hasta la Ribeira, los edificios tenían un aura mística que no se puede percibir durante el día. A orillas del río Douro, la estampa del puente Don Luis I terminaba por confirmar que Oporto es diferente en el embrujo de la noche.
Aquí os dejo una pequeña galería de fotos nocturnas (el álbum completo muy pronto). Menos mal que se me ocurrió sacar el trípode a pasear…
